Percepciones...
YO
Cómo hierro forjado que necesita templarse, ¡Así me hice yo! ¡Cómo el hierro que
nunca se rompe así me hice yo!
Pero también el hierro forjado tiene sus enemigos además de la herrumbre: esa
muerte lenta y deshonrosa.
Yo domino al tiempo, yo vivo el hoy como él último día y varias veces fui
empujada a que lo fuera.
Alejandro: ¿qué decís? No te entiendo
¿Todavía no me entendés?, muchas veces morí en la lenta agonía del tiempo del
fracaso.
¿Qué yo triunfé? Si, ¡Claro!
Pero te preguntaste alguna vez, ¿cuál fue el costo?. Una madre indiferente al
dolor, consciente de que su hija necesitaba constantemente drogas para seguir,
varios intentos de suicidios olvidados o ignorados para no asumir el alto costo
que pagaba su hija para lograr el triunfo que ella deseaba para sí.
¿Y tío? Pregunta con los ojos muy abiertos Alejandro.
Desprecio y burla sólo porque él es rico y nosotros luchadores y pobres. Pero en
realidad él es el pobre, no nosotros. Me da lástima. No disfruta lo que tiene
por vivir pensando en lo que quiere tener.
Yo, tengo tantas marcas, tanto he visto y he vivido que a veces hubiera
preferido no haber luchado, porque la angustia, como una fiera agazapada, se
esconde en mí ser, la tengo siempre a mis pies, recorre las calles a mi diestra,
comparte mis charlas, enturbia mi risa y provoca mi llanto.
A veces me pregunto y le hablo por dentro: tanto tiempo hace que me acompañás,
que tal vez, no podría volver a reír sin derramar una lágrima.
Alejandro Tenés razón, ¡no! No he fracasado, he triunfado. No importa que
nuestros padres no se den cuenta, no importa que las pastillas sean mi sostén
para vivir, tampoco importa que haya deseado por desesperación morir, ni tampoco
la soberbia, la indiferencia y la ironía. ¡Yo triunfé! ...¡Yo triunfé!
Alejandro: ¿con tanto sufrimiento? Sí, porque cuando el viento azota no siempre
trae tempestad, ni cuando se derrite la nieve un alud debe producirse
inevitablemente. ¿Alejandro, me entendiste? Yo aprendía a vivir!
Alejandro: ¿cómo?
Vivir es reír, sufrir, sonar pero sobre todo es una "búsqueda", sí, una búsqueda
constante de nosotros mismos.
Pero eso no me angustia, es arduo el camino, espinoso y largo. ..pero hay que
tener en cuenta que tarda, sólo lo que un capullo de rosa tarda en abrirse.
Miro al cielo y espero, dentro de cada uno de nosotros está él todo y cuando
abra la rosa me encontraré allí. En la dulce pureza y colorido de la flor estará
también mi paz, ése, es mi único y mi más grande triunfo. Por eso digo...¡Yo
triunfé!
Saya Maabar
PERCEPCIONES VI
Como la luna.
La verdad está tan lejos como la luna. Esa luna redonda y brillante que
pareciera que podemos tocar con las manos.
Cuando empezamos a buscarla comenzamos un viaje, que esperamos, tenga retorno y
éxito.
Caminamos largas distancias y muchas veces sufrimos caídas. Los ojos vidriosos
de tanto intentar no cerrarlos, para no perder el rumbo. El aliento entrecortado
por el dolor de las heridas recibidas. Las manos ensangrentadas de sacar las
marañas espinosas de falsedades, que estorban la llegada. El corazón palpitando,
cada vez más, y el sendero que continúa.
Cada vez parece más lejos, mientras el deseo de verdad y su necesidad aumenta y
se convierte en el motivo para seguir viviendo.
Se cruzan enormes ríos llenos de mentiras, se llega a la otra orilla, con la
agonía de la decepciòn. Y se sigue caminando, arrastrándose, observando los
cadáveres de aquellos que también lo intentaron y no lo lograron, muriendo sin
alcanzar la verdad.
Continúo en la búsqueda dejando pedazos de mí, pero siguiendo ese ideal, que
debería ser de todos, pero parece que cada vez es de menos seres.
Zumban los oídos del viento de mentiras y rumores que aumentan a medida que se
sigue el camino tortuoso de la injusticia, para encontrar la verdad.
Alucino, la fiebre me empaña la visión pero, aún borrosa, puedo ver la luna más
cerca…
Me doy cuenta que la verdad está mucho más lejos e inaccesible de lo que yo
pensaba, pero igual sigo.
Pasan años y años y la búsqueda se hace más y más difícil. Tengo menos fuerzas
pero no menos ansias para seguir intentando.
El día se va haciendo noche, se va acabando la fuerza y se va lentamente
extinguiendo la llama de la vela que conserva la vida.
Me recuesto a esperar el último respiro y extiendo mis brazos: ¡ahí está!: mi
verdad buscada, no llego a tocarla pero la sigo sintiendo hasta que la muerte
llega a mí.
Mis ojos la siguen y ella, mi verdad, me sigue iluminando aún, como la luna…
Saya Maabar
PERCEPCIONES
- II -
Un grano de arena se arroja al despeñadero para que no se
piense en destruir a la montaña.
Se tapa un grito de agonía haciendo que el volumen de las
risas ficticias lo ahoguen.
Se llora en silencio la derrota para no gritar la tristeza
del triunfo.
Se respeta una persona por anciana mientras se destroza a la
inmunda que es su engendro.
Se aclama con ¡vivas! Al que derrota a la injusticia y se
está aplaudiendo al nuevo victimario.
Se odia con ardor lo que se ama mientras se finge
indiferencia ante el amor.
Se trata de impedir lo que se desea para evitar el temor a
lo logrado.
Se mancilla lo bueno como grotesco para no sentir la
humillación de no tenerlo.
Se prefiere el silencio a la desdicha mientras el reloj del
tiempo marca los minutos de dolor.
Se habla de las glorias de los otros para no pensar ni
hablar de las propias frustraciones.
Se da con una generosidad gastada para pedir aquello no
ganado.
Y si esto fuera poco, se pide a Dios misericordia,
esperando que él no tenga memoria.
¡Oh! Dioses del Olimpo, envíen sus rayos contra el Mundo.
¡Que se parta en dos lo nauseabundo!. ¡Que surja de la tierra lo profundo!.
¡Empuñen los ángeles sus espadas! Prefiero que de la tierra no quede nada;
porque si así sucediera, la nada atraería al todo y lo vacuo sería otra vez
llenado. El cántaro vació rebozaría y mientras tanto, letamente, la luz
devolvería la vida.
¡No pierdan tiempo, ya no queda! El mismo hombre lo ha
gastado, por miedo a tener que matar a su enemigo. ¿Qué es lo que digo?. El
hombre es su propio enemigo y en su afán de abarrotarse de tesoros ha perdido,
en el tiempo, hasta su amigo.
No se pregunten lo que han ganado, es muy triste el
recuento de lo perdido.
Siéntense cómodos en la vida y traten de no tratar de
percibir lo mal vivido, porque el día que lo hayan conseguido, habrán preferido:
haber muero a haber nacido…
Saya Maabar
EL IDOLO
Si te miran con odio y envidia, porque te ven como un ídolo, lleno de belleza y
pletórico de vida. No te resientas. Jamás ellos pueden saber que eres un ídolo
con pies de barro, con días de angustia y noches de tormento. Que caminas
llorando disfrazando con una irónica sonrisa, tu mueca de dolor.
No saben de tus fracasos y desencantos, tampoco quieren saberlo.
Sólo te piden que sigas ocupando su sitial de ídolo.
No intentes convencerlos de que eres un ser humano, eso no les interesa.
Si lo supieran tendrían que tratarte como tal, y eso es molesto para ellos.
Sigue ocupando tu sitial; aunque cuando sientas que tus pies se entierran cada
vez más, resiste, ¡tú puedes!
Aférrate a tus sueños, eso te mantendrá. Pero no los comentes: los ídolos no
sueñan, solo están. No te preguntes ¿para qué? Solo mantén tu lugar.
No esperes más que falsas alabanzas y alguna que otra palabra sarcástica. No
desesperes ante la incomprensión.
Los ídolos son creados por la gente sólo para poder echarles la culpa de los
propios errores aduciendo sus supuestas enseñanzas. El amor, la ternura, no son
para ti.
Mantén la cabeza erguida y sigue firme, a nadie le interesarás cuando estés
caído.
Así solo formarás parte del barro y la gente, con mala memora, te pisará la
cabeza, olvidando el lugar donde estabas.
¡No caigas!, no serás perdonado. Tú no tienes la culpa pero a ellos no le
importa.
Busca tu propia grandeza interior y espera, sólo espera.
En el interior de algunos, sólo de algunos, tú eres y serás siempre, grande…
YO
Cómo hierro forjado que necesita templarse, ¡Así me hice yo! ¡Cómo el hierro que
nunca se rompe así me hice yo!
Pero también el hierro forjado tiene sus enemigos además de la herrumbre: esa
muerte lenta y deshonrosa.
Yo domino al tiempo, yo vivo el hoy como él último día y varias veces fui
empujada a que lo fuera.
Alejandro: ¿qué decís? No te entiendo
¿Todavía no me entendés?, muchas veces morí en la lenta agonía del tiempo del
fracaso.
¿Qué yo triunfé? Si, ¡Claro!
Pero te preguntaste alguna vez, ¿cuál fue el costo?. Una madre indiferente al
dolor, consciente de que su hija necesitaba constantemente drogas para seguir,
varios intentos de suicidios olvidados o ignorados para no asumir el alto costo
que pagaba su hija para lograr el triunfo que ella deseaba para sí.
¿Y tío? Pregunta con los ojos muy abiertos Alejandro.
Desprecio y burla sólo porque él es rico y nosotros luchadores y pobres. Pero en
realidad él es el pobre, no nosotros. Me da lástima. No disfruta lo que tiene
por vivir pensando en lo que quiere tener.
Yo, tengo tantas marcas, tanto he visto y he vivido que a veces hubiera
preferido no haber luchado, porque la angustia, como una fiera agazapada, se
esconde en mí ser, la tengo siempre a mis pies, recorre las calles a mi diestra,
comparte mis charlas, enturbia mi risa y provoca mi llanto.
A veces me pregunto y le hablo por dentro: tanto tiempo hace que me acompañás,
que tal vez, no podría volver a reír sin derramar una lágrima.
Alejandro Tenés razón, ¡no! No he fracasado, he triunfado. No importa que
nuestros padres no se den cuenta, no importa que las pastillas sean mi sostén
para vivir, tampoco importa que haya deseado por desesperación morir, ni tampoco
la soberbia, la indiferencia y la ironía. ¡Yo triunfé! ...¡Yo triunfé!
Alejandro: ¿con tanto sufrimiento? Sí, porque cuando el viento azota no siempre
trae tempestad, ni cuando se derrite la nieve un alud debe producirse
inevitablemente. ¿Alejandro, me entendiste? Yo aprendía a vivir!
Alejandro: ¿cómo?
Vivir es reír, sufrir, sonar pero sobre todo es una "búsqueda", sí, una búsqueda
constante de nosotros mismos.
Pero eso no me angustia, es arduo el camino, espinoso y largo. ..pero hay que
tener en cuenta que tarda, sólo lo que un capullo de rosa tarda en abrirse.
Miro al cielo y espero, dentro de cada uno de nosotros está él todo y cuando
abra la rosa me encontraré allí. En la dulce pureza y colorido de la flor estará
también mi paz, ése, es mi único y mi más grande triunfo. Por eso digo...¡Yo
triunfé!
Saya Maabar
A QUIEN LE CAIGA EL SAYO
“Acuérdate nena, nunca debes perder la compostura…”cuando recuerdo esa frase
recuerdo tambien un momento en mi vida que nunca regresará. Las lánguidas manos
de mi tía abuela elegantemente regadas sobre su falda negra como la noche y con
perfume de rosas, su mirada color del tiempo, su sonrisa perlada, su voz pausada
que me hacía repetir inconscientemente sus palabras a medida que las
pronunciaba.
Esas palabras quedaron marcadas en mí, pero mi carácter fogoso y apasionado por
altos ideales y principios hicieron que muchas veces mis palabras, respetuosas
pero filosas como un estilete me impidieran llegar tanto puestos importantes
como tambien impedir ser perseguida.
Mi lealtad a los principios –ahora recién comprendo- fue y siguen siendo un
ataque a los honorables corruptos de la falsa democracia, dúctil herramienta de
sus nefastos propósitos y golosina dulce y gratis para la masa popular sumisa y
ansiosa.
¡Que ilusa!, Cómo podía creer ¿qué la gente quiere que se haga Justicia?. Eso
acarrea responsabilidades. No, el pueblo prefiere engolosinarse gritando: ¡Viva
la Democracia!, o si lo recuerda ¡Viva la Patria! Ya que esto no crea un
compromiso. Y aún mas, de lo contrario, eso los hace diferentes del resto y eso
es peligroso ya que pueden ser considerados locos o aún peor indeseables y
terminar separados de la “sociedad”.
Igualmente yo les tengo lástima, esas personas no pertenecen a nada, ni tienen
nada, ni siquiera son dueñas de ellas mismas.
Su droga es una demagógica declaración por televisión y no pensar más.
El veraneo, la comida y trabajar lo menos posible son sus ideales. Allá
ellos…eso sí, se conforman con pocas cosas y así son engañados por muchos. Pero
prefieren no pensar, es más cómodo.
Cuantos libros se han escrito sobre las clases altas, cuantas críticas sobre su
indiferencia y privilegios contra la gente de mas abajo; una carcajada
inevitable surge de mis labios ¿quién los acusa?, ¿la clase baja?, ¿la clase
media?, o aquellos que los odian porque no tienen capacidad suficiente para
llegar y que luego son –si llegan- quienes descargan sus rencores contra sus
iguales mientras saludan ceremoniosos a sus Jefes y Empresarios o a cualquiera
que tenga dinero o poder y en actitud servil se arrodillan ante ellos, no
importa que sea sobre la cabeza de uno de sus pares, si ello les es útil para
ocupar un cargo alto que le permitan entrar en esa esfera y en esa vida que
anteriormente decían tanto aborrecer.
¡Pobres inútiles!, hoy juzgan y destruyen vidas para llegar, mañana luego de
gozar un pequeño tiempo de los frutos de su traición vuelven al fondo de un
cajón. Lugar, que en rigor de la verdad, no tendrían que haber salido jamás por
el bien de la humanidad.
Aún con sus trajes –pagados a plazos-, no son mas que lacra de la sociedad, que
algún funcionario dadivoso a cambio de un favor le permitió intentar ser “lo que
no es” y “vivir lo que no sabe vivir”. Porque el dinero fácil, no da el rango,
el sentido de ubicación, la cortesía, los ideales…esas cosas no van incluidas en
la dádiva.
Así solo para lograr ensuciar el honor y el prestigio de una persona decente e
impedirle así seguir levantando “polvo” contra personas como él o debería decir
como ellos, se condena sin razón y se libera con liviandad a los culpables, solo
porque las personas leales y honestas les resultan molestas y peligrosas.
¡Pobre rata que desea llegar a ser león!…
Saya Maabar
DESGARROS
No puedes entender el trino de los pájaros ante un grito de dolor. ¿Cómo puedes sostener el látigo ante una densa nube de horror? No sientes que en silencio la humanidad se desangra, primero unas gotas luego torrentes de sangre corren en penosa agonía después de la traición. Si pudieran observar el llanto de las almas en busca de la verdad, como caen las lágrimas de los justos ante tanta vandalidad. ¡Que crueles! Son las manos de los hombres que no tienen corazón y que dulces son las manos de los niños que no conocen la ambición. ¡Oh Dios!, ¡Si pudieras con tus manos poderosas borrar un minuto esta visión!. Cuanta angustia, ¡cuanta pena!. Si pudiéramos los hombres observar con atención esta imagen de desidia, desolación y desamor, tal vez, sólo tal vez, entenderíamos que pequeños y miserables somos. Querríamos tal vez tapar a nuestros ojos y no ver…¡Aterrados!, buscaríamos refugio en la suave oscuridad del olvido o quizás inclinaríamos nuestras cabezas a solicitar perdón. Somos ingratos y egoístas y todavía sale el sol. Odiamos, mancillamos todo lo que tocamos y todavía tenemos manos para tocar una flor. No merecemos la vida que nos diste y mientras se leen estas líneas una nueva vida acaba de nacer. Si entre tanta podredumbre, maldad y soledad, todavía hay un cielo que mirar: ¡Que inmensa es tu bondad, padre mío, cuando nos haces recordar!…Que es duro tu camino, largo y lleno de asperezas, pero bello y brillante el despertar. ¡Abrázame Padre!…No me dejes de mirar, ilumina mi mente obnubilada, no me dejes maldecir. No permitas que me ciegue…dame fuerzas porque yo, solamente quiero: ¡perdonar!.
Saya Maabar
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